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Escrito: En 1948.
Digitalización y Fuente: Red Vasca Roja.
Esta Edición: Marxists Internet Archive, 2001.
La nación descansa en el pueblo.
Para la resistencia y la reconstrucción nacionales, las fuerzas esenciales residen en el pueblo. Por eso, en sus relaciones o su vida común con el pueblo, todos los combatientes del ejército, todos los cuadros, ya sea que trabajen en los organismos del gobierno o en las organizaciones populares, deben recordar y poner en práctica estos doce puntos:
Seis acciones que "no deben hacerse"
1. No hacer nada que pueda perjudicar los huertos, terrenos y cultivos de la población; no ensuciar ni dañar sus casas y sus muebles.
2. No insistir demasiado en comprar o pedir lo que la gente no quiere vender ni prestar.
3. No llevar aves vivas a las casa de nuestros compatriotas montañeses. *
4. No faltar nunca a nuestra palabra.
5. No atentar contra las creencias o costumbres populares, no acostarse ante el altar de los antepasados, no poner los pies sobre el hogar, no tocar música en la casa, etc.
6. No hacer ni decir nada que pueda hacer creer a los habitantes que les despreciamos.
Seis acciones que "deben hacerse"
1. Ayudar efectivamente a la población en sus trabajos cotidianos (cosecha, recolección de leña, transporte de agua, reparaciones...)
2. De acuerdo con sus posibilidades, realizar compras para la gente que habita lejos del mercado (comprarles cuchillos, sal, agujas, hilo, plumas, papel...)
3. En las horas de ocio, contar anécdotas alegres, simples y útiles para la resistencia sin traicionar los secretos de la defensa nacional.
4. Enseñar el alfabeto y las nociones de higiene más simples.
5. Estudiar las costumbres regionales para comprenderlas bien, en primer lugar para ganar la simpatía de los habitantes, luego para explicarles poco a poco por qué es conveniente ser menos supersticiosos.
6. Hacerle sentir a la población que somos serios, trabajadores, disciplinados.
NOTA
* Entre las minorías nacionales, la costumbre prohibe
introducir en la casa un gallo (o un pollo) vivo por temor a que
un genio maléfico esté oculto en el animal. A la
inversa, la música puede hacer salir a "los buenos
espíritus" que protegen el hogar.