Edición impresa: José Díaz, Tres años de lucha,
Editions de la Librairie du Globe,
París 1970.
Versión digital: Koba, para http://bolchetvo.blogspot.com.
Transcripción/HTML para el MIA: Juan R. Fajardo, nov.
2009.
Formato alternativo: PDF por cortesía de http://bolchetvo.blogspot.com.
Camaradas obreros y antifascistas:
Este mitin, organizado por los Grupos Sindicales de Artes Blancas, tiene una significación clara y terminante: que dos representantes de los Partidos Socialista y Comunista sellen el Frente único proletario en España. Pero no sólo tiene esta significación, sino que además representa el anhelo de las masas trabajadoras de que haya en España un solo partido proletario revolucionario. Puedo aseguraros que, a través de este frente único, a través de la unidad de acción, a través de la lucha revolucionaria; dentro de poco no habrá en España más que un solo partido proletario, un partido marxista-leninista. (Aplausos.)
Los Grupos de Oposición Sindical Revolucionaria y los Grupos Socialistas de Artes Blancas han hecho posible con este mitin, que expliquemos al proletariado, a todos los antifascistas, cuál es el momento político en que vivimos, cuál es el camino que hay que seguir para triunfar definitivamente contra la reacción y el fascismo en España.
Este mitin tiene, además, una gran significación política: demuestra que los sindicatos revolucionarios no son, no pueden ser ajenos a la lucha política. Y el grado de madurez política de los sindicatos lo vemos leyendo en la prensa las cantidades votadas por los sindicatos de la UGT de Madrid.
¡Qué hermoso ejemplo para todo el proletariado de España! Comprenden perfectamente estos sindicatos que en esta lucha electoral se juega algo muy importante para el proletariado y para la democracia españoles. Los sindicatos no son organismos desligados de la política, toda vez que se inspiran en los principios de la lucha de clases. Y no puede ser de otro modo. Porque, ¿quién compone los sindicatos? Los compone la clase obrera: los panaderos, los albañiles, los metalúrgicos; en una palabra, los explotados. Y junto con los sindicatos obreros, hay sindicatos de funcionarios. Todos, absolutamente todos los sindicatos -¡hermoso ejemplo, repito, él de la UGT!- están pendiente del triunfo del Bloque Popular; ayudan con su dinero, ayudan con su esfuerzo, ayudan con su entusiasmo. Y yo, respondiendo a vuestro entusiasmo, puedo deciros, camaradas de los sindicatos de la UGT: tened la seguridad de que triunfaremos sobre la reacción y el fascismo y no nos dormiremos, como el 14 de abril; estaremos despiertos el día del triunfo; y, después del triunfo, sabremos robustecerlo, consolidarlo y no van a escuchar más los que hoy les escuchan ni a Gil Robles, ni a Calvo Sotelo, ni a Lerroux, ni a su pandilla de fascistas y reaccionarios. (Grandes aplausos.)
Camaradas, en los sindicatos tenemos una gran labor que realizar. Desgraciadamente, hay todavía en España sindicatos que no comprenden el momento en que vivimos, que no comprenden lo que esta lucha representa. Ya sabéis a qué sindicatos me refiero; hablo de los sindicatos de la CNT. Camaradas anarquistas -pues supongo que habrá muchos en este local-: no olvidéis ni un solo momento lo que ocurrió hace unos meses en España; no olvidéis el papel nefasto representado por el “abstencionismo” de la CNT; no olvidéis lo que representa esta lucha en la reivindicación de aquello que vosotros mismos anheláis. Se habla, por algunos, de no votar, de no intervenir en política. ¿Cómo es posible no intervenir en política en España, donde, desde hace mucho tiempo, muchos años, está entablada una lucha a muerte entre la reacción y las fuerzas democráticas, una lucha a fondo entre la revolución y la contrarrevolución? Yo digo, camaradas, que el que no participe en esta lucha, es un inconsciente, no comprende nada de lo que se está ventilando en este momento histórico en España. Hay que hacer lo que han dicho los anarquistas de Gijón, en un mitin del Bloque Popular: “Camaradas del Bloque Popular, tened la seguridad de que los anarquistas de Gijón, y lo diremos a todos los de Asturias, votaremos por el Bloque Popular (aplausos); votaremos por el Bloque Popular, aun siendo anarquistas; porque comprendemos que si perdemos esta lucha, lo ocurrido en Asturias será una cosa insignificante comparado con los crímenes que la reacción va a cometer en España con todo el proletariado.” Esa es una posición certera, de camaradas que comprenden el significado de las elecciones, una posición que deben tener en cuenta todos los anarquistas que se sientan revolucionarios. Quien se “abstiene” en la lucha, favorece a la reacción, aunque se escude detrás de frases revolucionarias. (Aplausos.)
¿Cómo se van a desarrollar las elecciones? Se constituyó un gobierno que disolvió las Cortes. Sus primeras palabras fueron: habrá imparcialidad; las elecciones se harán con todas las garantías. Yo no pondría en duda la sinceridad de los hombres que hablan de esa manera, si a las palabras correspondiesen los hechos. Pero, transcurrido el tiempo, nos encontramos con que las izquierdas, el Bloque Popular, arrolla en su campaña a la reacción, se dibuja claramente el triunfo rotundo y categórico del Bloque Popular, y es entonces cuando ya apreciamos que los hechos no responden a las palabras. De todas partes, de Jaén, de Extremadura, de todos los pueblos de España nos llegan las mismas quejas: los que van de campaña para hablar a los antifascistas, al pueblo, los que pegan carteles, los que hacen propaganda, todos, en fin, son encarcelados en su gran mayoría, y, además, se les hace víctimas de malos tratos. Y en Madrid, la noche pasada, sin ir más lejos, han sido detenidos cien obreros que iban trabajando por el triunfo electoral del Bloque Popular. ¿Dónde está la imparcialidad? Si los hechos no responden a las promesas del ministro, yo tengo que decirle; en nuestro lenguaje: Usted dirá que es imparcial, pero yo le contesto desde aquí, de una manera categórica y con hechos en la mano, que ayuda y favorece a las derechas, a la reacción y al fascismo. (Muy bien. Aplausos.)
En sus periódicos y en sus carteles, nuestros enemigos hablan de que van a triunfar, pero cada día que pasa aceleran más los procedimientos de provocación contra los honrados trabajadores y antifascistas que luchan por el triunfo del Bloque Popular. Y, a medida que se acerca el día 16, son más frecuentes las provocaciones por parte de la gente armada, mercenaria o no, y se apela a todos los procedimientos de violencia que los “imparciales” tienen a su servicio. Si tanta confianza tienen en el triunfo, ¿por qué tienen miedo a nuestra propaganda? Nosotros tenemos la seguridad de que, de una manera o de otra, el Bloque Popular triunfará. ¿Es que creen que nos atemorizan los alardes del enemigo? (Muy bien. Grandes aplausos.) Y vamos a triunfar, porque la mayoría del pueblo no quiere el fascismo, porque del fascismo tenemos ya la experiencia muy dolorosa de otros países. No vaya enumerar los casos, pero todos sabéis bien lo que representaría el triunfo del fascismo en España. El día 16, los obreros, los campesinos, los hombres, las mujeres, los antifascistas en general, todos los hombres honrados de España, van a estar vigilantes en las calles, y desgraciado el que trate de provocarlos, porque será arrollado por la avalancha de las masas, deseosas de salir de esta situación. (Muy bien. Grandes y prolongados aplausos.)
Voy a exponer cómo ve nuestro partido la situación y qué camino tenemos que seguir para salir de ella. Yo sé qué en un ambiente como el actual, en una situación como la que atraviesa España, tal vez a algunos camaradas les agradaría más que se les hablase de lo que vamos a hacer con los que tantos crímenes cometieron en Asturias. Nosotros sabemos quiénes son nuestros enemigos, su calidad y lo que están dispuestos a hacer. Y creo que es necesario explicar cómo deben organizarse las fuerzas obreras y campesinas, todas las fuerzas populares, para marchar con toda seguridad hacia el triunfo definitivo. Para eso, es preciso definir el carácter de la revolución en España, cuestión fundamental para determinar la forma en que deben organizarse los obreros, los campesinos y los aliados con que debe contar el proletariado. Pues bien, camaradas, si analizamos la situación de España, vemos que la revolución democrático-burguesa aún no se ha desarrollado y que es necesario desarrollarla hasta el fin. La estrategia y la táctica que haya de seguir el Partido del proletariado dependen del carácter de la revolución. Pero, aunque el carácter de la revolución en España, sea el de la revolución democrático-burguesa, ya hoy la burguesía no puede, como los hechos han demostrado, llevar hasta el fin nuestra revolución. Ha de ser el proletariado el que lo haga. ¿Sabéis por qué? Porque el proletariado es una clase homogénea, revolucionaria, consecuente, y como tal clase no se queda a mitad de camino, no vacila, como le ocurre a la pequeña burguesía.
Y si no, ved el ejemplo de la Unión Soviética. Allí se llegó al socialismo después de haber realizado la revolución democrático-burguesa; pero quien realizó esta revolución, quien la llevó a la práctica, no fue Kerenski, no fue la burguesía, sino que fue el proletariado. El proletariado, aliado con los campesinos y dirigido por el Partido Bolchevique al asumir el Poder, llevó a término la revolución democrático-burguesa y la transformó en revolución socialista.
Doy estas ideas de una manera general, porque hay camaradas que creen que si la revolución es democrático-burguesa corresponde dirigirla a la burguesía, y que si la revolución es proletaria debe correr a cargo del proletariado.
En España tenemos en estos momentos un Bloque Popular, formado por varios partidos que han suscrito un programa mínimo. Yo tengo la seguridad de que cada partido cumplirá este compromiso, y, si se llega a un gobierno de izquierdas, este gobierno tendrá el apoyo de los trabajadores mientras cumpla este programa mínimo. Pero fácilmente se comprenderá que la historia no se va a detener en los puntos del programa mínimo del Bloque Popular, puntos que no son más que unas premisas para el desarrollo ulterior de la revolución democrático-burguesa en España. Por eso nosotros continuaremos el desarrollo de la revolución democrático-burguesa, y si alguien se opone a que esta revolución siga su curso hasta el final, entonces forzosamente tendremos que arrollarlos, porque no es posible que se pueda detener la revolución. Como dice muy bien el camarada Largo Caballero, no es posible sujetar al proletariado para evitar que conquiste lo que necesita conquistar, y el que trate de hacerlo será arrollado, porque no hay otro remedio ni otra manera para continuar hacia adelante. Ahora bien, cuando nosotros decimos, como por ejemplo decíamos ayer en “Mundo Obrero”, que nosotros luchamos por el programa del Gobierno Obrero y Campesino, programa que va mucho más lejos que el compromiso ahora contraído en el Bloque Popular, eso no quiere decir que no vayamos a cumplir este pacto. Yo decía en el mitin del domingo y repito hoy que el Partido Comunista cumplirá el compromiso contraído con el Bloque Popular. Pero al mismo tiempo decimos que sin realizar el programa del Gobierno Obrero y Campesino no es posible liquidar la base material de la contrarrevolución y llevar a término la revolución democrático-burguesa en España. Y téngase en cuenta que el Gobierno Obrero y Campesino no es todavía la dictadura del proletariado ni el socialismo, a cuya plena consecución hay que llegar. Pero, aunque el Gobierno Obrero y Campesino, la dictadura democrática de los obreros y campesinos, y la dictadura del proletariado sean cosas distintas, entre una y otra no hay ninguna muralla china. No se puede precisar el tiempo, pues esto sería hacer profecías, pero sí puedo asegurar que la transformación de la revolución democrático-burguesa en revolución proletaria no será larga, si es que la clase obrera se organiza bajo la dirección de un solo partido revolucionario del proletariado, como lo queremos los comunistas. (Muy bien.) Además, los campesinos, la pequeña burguesía, las capas sociales aliadas del proletariado en el desarrollo de la revolución democrático-burguesa, tendrán confianza absoluta en el proletariado y llegarán a comprender que él, que los ha llevado a la lucha y a la victoria, a través de las diversas etapas de desarrollo de la revolución, asegurará también su bienestar en el régimen socialista, en un régimen como el que existe en la Unión Soviética y que nosotros queremos implantar también en España. (Muy bien. Grandes aplausos y vivas a la Unión Soviética.)
En Rusia, antes ya de la primera revolución, antes ya de 1905, hubo en el partido socialdemócrata una discusión, que fue histórica, sobre quién debía dirigir la revolución democrático-burguesa: si el proletariado o la burguesía. Los bolcheviques, con Lenin a la cabeza, sostenían que el proletariado, pero los mencheviques, dirigidos por Martov, sostenían que la revolución burguesa debía dirigida la burguesía, por entender que, de dirigirla el proletariado, asustaría a la burguesía. Lenin y los bolcheviques mantenían la posición de que, aunque se tratase de la revolución democrático-burguesa, sólo estando la hegemonía en manos del proletariado llegaría la revolución a su término y que, de tener la dirección en sus manos la burguesía, la revolución marcharía para atrás. Y la mejor prueba de la razón que asistía a Lenin, que no hacía más que aplicar a la realidad las teorías de Marx y Engels, la tenemos en la infinidad de países en que, habiendo llegado a sazón la revolución democrático-burguesa, pero teniendo a la mayoría del proletariado bajo la influencia de los mencheviques, de los reformistas, están hoy, unos en manos del fascismo y otros en manos de la burguesía reaccionaria, con diferentes formas de gobierno, pero todos con el régimen capitalista en pie, todos con pobres y ricos, descalzos unos y con muchos zapatos otros, hambrientos unos y otros hartos y llenos de vicios. En cambio, en la Unión Soviética, donde el proletariado tuvo la dirección, la hegemonía, no ocurre esto. (Fuertes aplausos.)
Camaradas, en estos momentos en que en España contamos con toda clase de condiciones favorables para desarrollar la revolución, hay que asimilarse estas enseñanzas que nos brinda la historia, y sobre todo las enseñanzas de los bolcheviques, único modo de poder vencer al enemigo. ¿Cómo se puede vencer al enemigo? Yo estoy seguro de vuestro entusiasmo, de vuestro heroísmo; en ningún otro país el proletariado, después de sufrir una derrota en un movimiento armado -digo derrota porque no fue posible conquistar el Poder en el movimiento de Octubre-, ha impedido el desarrollo del fascismo como en España (Muy bien), porque el movimiento de Octubre ha tenido la virtud de demostrar al proletariado del mundo cómo se puede vencer al enemigo, para lo cual sólo hay un procedimiento eficaz e indispensable, que es, cuando el enemigo vacila y el proletariado está organizado en un amplio frente único, darle el golpe decisivo, a través de la lucha organizada de las masas. (Grandes y prolongados aplausos.)
Esta situación hay que crearla, y hay que crearla sobré la experiencia de Octubre. También el enemigo aprende, también el enemigo sabe lo que ha significado el movimiento de Octubre; sabe que si cuaja, y cuajará, un movimiento como aquél, pero atando bien todos los cabos, y dirigido por un único y fuerte partido proletario, se acabará para siempre el fascismo en España.
Pero de Octubre acá ha cambiado también la mentalidad de los obreros. Un hombre hay que ha puesto toda su inteligencia y todo su entusiasmo al servicio del Frente Único en nuestro país, para que, cuando llegue el momento, pueda triunfar: el camarada Largo Caballero. (Grandes aplausos y vivas a Largo Caballero, al Partido Comunista y al Partido Socialista.) El camarada Largo Caballero es muy viejo en la dirección del movimiento obrero; podemos repasar la historia del movimiento internacional del proletariado, y veremos que a la edad del camarada Largo Caballero es muy difícil encontrar en ella otro caso de evolución como la suya, sobre todo en estos últimos tiempos. Hay una masa considerable que le sigue con una visión muy clara, porque espera que será consecuente con la posición revolucionaria que ha abrazado. Cuando el compañero que abrió el acto hablaba del camarada Largo Caballero, decía que es el presidente indiscutible del Partido Socialista. Y decía bien. Todos sabéis que ha presentado la dimisión; pero si representa, como lo representa en realidad, el sentir de la inmensa mayoría del Partido Socialista y de una parte considerable de la clase obrera, él es su dirigente, porque así es como se es dirigente, y no porque se esté dentro o fuera de la ejecutiva del partido. (Aplausos.) Yo ruego al compañero Caballero que me perdone si me dirijo a él en esta forma; pero me dirijo a él, porque estoy seguro de que marcharemos unidos y crearemos las condiciones para que el movimiento obrero español triunfe.
Camaradas, lo principal es despojar a la reacción de sus bases materiales, que es una de las cosas indispensables para el desarrollo de la revolución democrática en España. Si nosotros, constituido un gobierno de izquierdas como resultado del triunfo del Bloque Popular en España, dejamos que la tierra siga en manos de los terratenientes, que la Iglesia siga cobrando los millones del Estado, que el Ejército esté dirigido por generales monárquicos y fascistas, que las organizaciones reaccionarias sigan con sus locales abiertos y cargadas de armas; si toleramos que todo eso se mantenga en pie, yo digo, camaradas, que el triunfo del Bloque Popular no será más que relativo y que nos va a durar el tiempo que tarde en reponerse la reacción. En nombre del Partido Comunista, yo digo que tendremos muy presentes la experiencia de abril, la experiencia de Octubre y la experiencia de otros países, y que esas bases materiales de la reacción habrán de serle arrancadas en los primeros momentos del triunfo del Bloque Popular. (Aplausos.)
No queremos prevenir a nuestros enemigos de lo que vamos a hacer con ellos, pero sí les decimos que, si triunfamos, como habrá necesidad de consolidar la victoria, todo el que trate de echar abajo nuestra obra, caerá en cuanto el pueblo quiera; nada más que en cuanto el pueblo quiera. (Aplausos.) Para eso, tenemos que organizar las fuerzas, y en esta dirección se han dado ya algunos pasos muy importantes.
En primer lugar, la unidad sindical ¿Qué representa la unidad sindical? Representa y significa que nosotros trabajaremos en una misma dirección, bajo una sola central sindical de lucha de clases en toda España. Ahora, se ha producido la fusión de la CGTU con la UGT. La CGTU es una organización pequeña en relación con lo que representa en nuestro país la UGT; pero el hecho de la fusión por sí solo ha servido para que los sindicatos autónomos, en los que están organizados más de cien mil obreros, se hayan ido planteando la cuestión y se hayan preguntado: ¿qué hacemos nosotros, en nuestro sindicato, en nuestra casa, sin relación con la UGT, aislados de esa gran organización? Algunos se han fusionado ya, como los sindicatos autónomos de Sevilla, con nueve mil afiliados. Pero, además de los sindicatos autónomos, todos los cuales deben venir a engrosar las filas de la UGT, hay en España centenares de miles de obreros industriales y agrícolas que no están en los sindicatos, cuando todos los proletarios, socialistas, comunistas, sindicalistas, todos, debemos trabajar en la misma dirección. Y con el ejemplo de esa unidad sindical, podemos decirles: ¡Camaradas no organizados, venid a nuestro sindicato, venid a la UGT, para que ésta sea una organización potente y no haya enemigos que puedan enfrentarse con ella; hagamos de la UGT una organización que sea, no sólo nuestro orgullo, sino la que arrolle todo cuanto se le ponga por delante! (Muy bien. Aplausos.) ¿Es que la CNT tiene aún la pretensión de poder luchar sola, con probabilidades de éxito? ¡Camaradas! Hoy está planteada la lucha de tal forma, que no hay organización o partido que, por sí y ante sí, pueda vencer al enemigo. ¿Por qué no planteáis en vuestras conferencias y congresos el problema de la fusión de la UGT y la CNT? ¡Pongámonos de acuerdo para la unidad de acción, porque entre nosotros, socialistas y comunistas, había en otro tiempo discrepancias y peleas y, sin embargo, cuando nos hemos puesto al habla, hemos ido eliminando esas diferencias y cada día que pasa afianzamos más el Frente Único, y todos luchamos por él. (Grandes aplausos.) No dudéis un momento, camaradas de la CNT, que vuestra misión, en estos instantes, es entrar en el movimiento general revolucionario de España. Es necesario que dejéis a un lado los fanatismos. Una noche, siquiera, pensad al acostaros, y preguntaos qué hacéis separados de los demás obreros. ¿Creéis que es tanta la diferencia que puede haber entre un hermano socialista, un hermano comunista o un hermano anarquista? Yo conozco -vosotros, también; las hay por miles en España- familias de diez personas, de quince personas, de treinta personas, de las cuales dos son anarquistas, dos socialistas, dos comunistas, dos católicos; pero todos pertenecen a una misma clase, todos comen a una misma mesa, todos duermen en la misma habitación o bajo el mismo techo. Entonces, ¿qué esperáis? ¡Echad abajo vuestro fanatismo; entrad en relaciones con la UGT y veréis cómo a las primeras conversaciones se vienen a tierra vuestros castillos de papel, porque no son de otra cosa! (Aplausos.)
Ahora, unas palabras sobre las Alianzas Obreras y Campesinas. Permitidme que, en un mitin preparado especialmente para la cuestión electoral, hable de cuestiones de táctica; porque ¿es que no está ligado el porvenir de España con lo que nos jugamos en estas elecciones? Hablo para el presente y hablo para el futuro. Las Alianzas Obreras y Campesinas son una necesidad. Las Alianzas Obreras y Campesinas no eliminan ni suplantan a los partidos; las Alianzas acogen en su seno a los representantes de los partidos, y yo tengo la seguridad de que los partidos socialista y comunista, que estarán dentro de esas Alianzas, trazarán políticamente la trayectoria que se ha de seguir. Se habla de las Alianzas y es necesario decir que hay que desarrollarlas, porque en estos momentos la garantía del Bloque Popular es el Frente Único proletario. Porque, como decía antes, el proletariado es una clase consecuente, capaz de llegar hasta el fin, de una manera decidida. No se trata, como digo, de una cuestión de nombres, sino de un problema de organización, y si se encuentra otra palabra que sea más apropiada, la que sea, nosotros estamos dispuestos a adoptarla. Lo importante es que todos trabajemos en una misma dirección y que el proletariado no esté desprevenido; que tenga un órgano que pueda sustituir al aparato del Estado en el momento mismo en que éste intente oponerse a la voluntad del pueblo.
Voy a tratar nuevamente, camaradas, de la lucha electoral que tenemos planteada.
Si sabemos comprender cómo trabaja la reacción, cómo tiene en sus manos los resortes del Poder, cómo tiene lo que es necesario para hacer chanchullos, porque disfruta del apoyo del Estado, debemos pensar que la única manera de hacer frente a la situación es que desde hoy hasta el 16 de febrero, se ponga en pie el proletariado, formando una muralla inexpugnable; que las mujeres recorran las calles de Madrid, las calles de toda España, sin dejar de visitar ni una sola casa de obreros, de antifascistas, incluyendo las casas de la clase media, de la burguesía media que no quiere el fascismo; que hombres y mujeres de la masa trabajadora se pongan en pie de tal manera, que les sea imposible a los enemigos hacer los chanchullos y las demás cosas que tratan de hacer durante estos días para atemorizar al proletariado y a las fuerzas del Bloque Popular.
Es tal, en términos generales, la miseria -en unos sitios más, en otros menos- que el pueblo, después de lo hecho por el gobierno Gil Robles-Lerroux, ha como prendido lo que espera si la reacción gana las elecciones. El pueblo pondrá todo lo que vale, apelará a todos sus esfuerzos para triunfar el día 16. Si no adoptamos las medidas de organización, si no tomamos las calles, buscarán las oportunidades para los pucherazos, para las provocaciones, y el triunfo -yo también lo espero así- sería muy relativo. Y nuestro triunfo tiene que ser aplastante, un triunfo que nos permita el día 17 recorrer las calles festejando nuestra victoria en manifestaciones populares, celebrando la derrota sufrida por el enemigo de clase. (Grandes aplausos.)
¡Sindicatos de la UGT, que habéis dado un ejemplo -siempre lo dais- a todo el proletariado de España! Vuestros donativos, vuestras actividades, vuestro celo, todo el trabajo que realizáis, no es trabajo perdido. Es un trabajo cuyos frutos recogeréis pronto. Una vez más, habéis demostrado lo que yo decía de que los sindicatos con conciencia revolucionaria no están desligados de la vida política.
Hago por última vez un llamamiento -si vuelvo a hablar en Madrid antes de las elecciones, lo repetiré de nuevo- a los obreros de la CNT para que no tarden en ponerse en contacto con nosotros, para que el día 16 vayan a las urnas con las papeletas abiertas, diciendo: “Venimos a votar por el Bloque Popular, que es el que va a defender a nuestra clase, que es el que va arrancar la amnistía de los treinta mil presos sepultados en cárceles y presidios.” Por ello, no dejaréis de ser anarquistas, sino que habréis cumplido con vuestro deber revolucionario. (Fuertes aplausos.)
A las mujeres les digo igual, y me congratulo de ver en los mítines cada vez más mujeres, pues la mujer tiene su gran misión en esta lucha electoral, y la tiene porque es más explotada todavía que el hombre. Sus salarios son más mezquinos y además siente más de cerca lo que ocurre en el hogar, donde no hay pan ni hay alegría, donde sus niños no tienen lo que las madres quisieran darle: juguetes, pan, medicinas. Por eso vienen a nuestros mítines, para coadyuvar con nosotros al triunfo del Bloque Popular.
Para terminar, una última cuestión, y es la de que debemos votar la candidatura íntegra. Las fuerzas, camaradas, se han polarizado de tal modo, que en una parte está el fascismo y en otra la democracia; en una parte la contrarrevolución, y en otra la revolución.
Sé cómo proceden los comunistas, yo me hallo entre ellos, dentro de la disciplina de nuestro partido; pero yo digo aquí públicamente que a ningún comunista se le ocurra borrar un nombre de la candidatura; debe pensarlo bien, debe meditar que esa tachadura de un nombre de la candidatura del Bloque Popular representa una ayuda que se presta a los elementos de la reacción. Debéis votar, camaradas comunistas, la candidatura íntegra, y, si es posible, abierta, para que se vea la sinceridad con que proceden los obreros comunistas y cómo comprenden lo que representa la lucha entre una y otra fuerza. (Aplausos.)
A los demás les pido que sigan el mismo camino. Ya sé que algunos han hecho objeciones sobre Fulano o Mengano, pero debo hacer constar que todos los que vais a votar la candidatura del Bloque Popular tenéis la misión de votarla íntegra. Recordad, antes de tachar un nombre, lo que han hecho, en los años que han gobernado, Gil Robles y Lerroux, y considerad lo que harán si triunfan. Cada derechista que salga elegido en esas condiciones, por haber borrado un nombre de las candidaturas del Bloque, es un bandido más, que va al Parlamento. No podemos tachar, de ninguna manera, a un hombre que viene a la lucha de una manera honrada, sea republicano, socialista o comunista, para dar un voto a un enemigo del pueblo trabajador. (Larga ovación y vivas al Partido Comunista.)