Pronunciado: El 29 de febrero de 1972.
Versión digital: Eduardo Rivas, 2015.
Esta edición: Marxists Internet Archive, 3 de
febrero de 2016.
Pueblo de Antofagasta; estimado compañero Fernando Gómez, Intendente de esta Provincia; autoridades civiles, militares, de Carabineros y eclesiásticas; estimados amigos y parlamentarios populares: Hugo Robles, Eduardo Clavel, Rubén Soto y Mario Riquelme; estimado Alcalde de Antofagasta, Germán Miric (Aplausos); queridas compañeras y estimados compañeros de la Unidad Popular; trabajadores:
He venido una vez más a esta Provincia, a la cual estoy personalmente vinculado a través de años y años de mi vida parlamentaria. Estuve en esta zona antes de asumir el Gobierno, lo hice también como Presidente, para recibir el calor fraterno y la voluntad revolucionaria, cuando dejé la Patria para visitar Ecuador, Perú y Colombia. Volví a Antofagasta para dialogar, aquí, con el Presidente de la República Argentina, General Alejandro Lanusse, con el que firmamos un convenio de proyecciones internacionales de extraordinaria importancia, al amparar, proteger, dar atención económica y médica y previsión a los trabajadores chileno que laboran en Argentina y a los argentinos que trabajan o trabajen en nuestra Patria.
Y he vuelto ahora, para estar no sólo algunas horas, sino que algunos días, en contacto directo con esta Provincia integrante del Norte Grande. He venido en compañía del Ministro de Vías y Obras, compañero Pascual Barraza, (Aplausos) y los asesores de su Ministerio. En pocas horas más llegarán el Ministro de Minería y el Ministro de Tierras y Colonización, que han estado encargados de luchar por el despacho de la Ley que crea el Ministerio del Mar.
He venido en compañía de Tencha (Aplausos) y con el Edecán Aéreo de la Presidencia, Comandante Roberto Sánchez. (Aplausos).
La prensa de Santiago publicó una declaración del Ministro del Interior, compañero Hernán del Canto (Aplausos) hasta hace horas, Secretario General de la Central Única de Trabajadores y por vez primera en la historia de Chile, un trabajador, un hombre que fuera un obrero en los años de su juventud, es el Jefe, el Ministro del Interior del Gobierno de la República.
En esa declaración se denunciaba que el camino, desde e l Aeropuerto, hasta cerca de la ciudad de Antofagasta, había sido pintado y rayado con motes y expresiones hirientes para el Presidente de la República. No me inquieta lo que hacen mercenarios amparados por la sombra de la noche y sobre la base de la paga que les dan humillándolos más. No me inquietan las amenazas en mi contra. Antofagasta y el hombre del Norte me conocen demasiado, sabe muy bien (Aplausos), sabe muy bien que tengo una vida entroncada con las luchas del pueblo y sabe perfectamente que cumpliré mi palabra y que se hará realidad el Programa de la Unidad Popular. (Aplausos y vítores).
Chile y su revolución
Compañeros, que oigan a través de la radio las expresiones de generosidad del pueblo.
Pero yo debo insistir en que no se trata de defender al Compañero Presidente; se trata de defender a Chile y su revolución, se trata de defender el futuro de los chilenos y se trata de hacer de Chile un país libre, independiente y soberano. (Aplausos).
Por eso he venido a esta zona a estar de nuevo con Uds., a sentir la heroica tradición de lucha de los trabajadores de la pampa y del cobre. Aquí nació la conciencia revolucionaria de los obreros. Aquí se fortaleció el espíritu rebelde de ellos y aquí supieron de la Coruña, como de la Escuela Santa María de Iquique, de Colón en Antofagasta. Pero la sangre que derramaron y los que cayeron con su ejemplo heroico, han fortalecido la voluntad combatiente del hombre del Norte, heredero legítimo de las tradiciones de Luis Emilio Recabarren. (Aplausos).
Por eso saludo desde aquí a los habitantes de El Loa, de Taltal, de Tocopilla, de la ciudad y del Departamento de Antofagasta. Saludo al pescador, al empleado público y particular, a la simple y modesta, pero servicial y sacrificada dueña de casa. Saludo a los trabajadores del desierto, a los obreros del salitre y del cobre, del ferrocarril, de la escuela, del hospital. Saludo a la juventud del Norte, saludo a la mujer de esta tierra. (Aplausos).
Saludo a los combatientes militantes de la Unidad Popular y en mi saludo hay una exigencia perentoria y clara; dialogar, discutir, mirar internamente lo que somos y pesar la responsabilidad que afrontamos. Sólo fortaleciendo la Unidad, sólo mirando más allá de nuestra propia unidad, frente a los grupos revolucionarios chilenos que comprendan el camino que el pueblo ha resuelto seguir, sólo en la férrea voluntad de lucha y de combate, sólo en el esfuerzo, en el trabajo, en el tesón y el sacrificio, está la gran posibilidad de la victoria definitiva del pueblo y de Chile. (Aplausos).
Compañeros, vengo a esta zona del cobre y del salitre, del desierto estéril hoy y fecundo mañana; a esta tierra donde el mar nos ofrece aun sus infinitas riquezas, no explotadas integralmente; llego a esta zona donde el sol nos ofrece la fuerza de su energía inaprovechada para estar junto a Uds. y trepar a la montaña y llegar a San Pedro de Atacama y mirar de cerca el Valle de la Luna y contemplar los restos de la arqueología, que incitan al estudio y a penetrar más y más en nuestra historia; vengo al norte silencioso y duro a decir que es mi voluntad de gobernante hacer que esta zona se entronque más y más -y ahora firmemente después de la nacionalización del cobre y del salitre- en la grande, en la profunda, en la patriótica tarea del desarrollo económico, de la elevación de los niveles de vida, haciendo de Chile la Patria que soñaron nuestros padres libertadores. (Aplausos).
Vengo a dialogar con Uds., a decirles cómo les duele a los opositores que yo traslade el Gobierno a las provincias. ¡Cómo les inquieta que yo abandone la capital! Afirman que no debo hacerlo, que no se puede, en días, solucionar los problemas que afectan a las provincias, que no es conveniente que el Presidente deje su trabajo, en la vieja casa de Toesca.
Tienen un criterio restringido, soñoliento de lo que es un gobernante contemporáneo, de lo que es un mandatario socialista, de lo que es un compañero revolucionario y Presidente de Chile. (Aplausos).
Aunque sólo llegara aquí para informar al pueblo, ya bastaría. Aunque sólo lo hiciera para recibir de él su experiencia, su esperanza, aunque sólo viniera para tener el afecto de ustedes -como lo tengo ahora y como lo tuve en Concepción y en Valparaíso y como lo tendrá este invierno- porque llevaré el Gobierno a Cautín, Malleco y Bío-Bío, y estaré allá bajo la lluvia junto al mapuche y al campesino de la tierra sur, austral. (Aplausos).
Esto sólo bastaría, el diálogo, la información, recibir la experiencia de ustedes, palpar de cerca los problemas más agudos. Sentir el clamor y el anhelo, el ansia justa de tanta madre silenciosa, de tanto trabajador postergado. Pero no he venido sólo a esto sino, además con técnicos y asesores, a poner en marcha todo un programa para el Norte Grande al que me referiré en otra oportunidad antes de irme o en la conferencia de prensa de mañana.
Quiero reafirmar e insistir que con una mentalidad distinta, ya hemos hecho que los funcionarios de ODEPLAN se reúnan en estas cuatro provincias del Norte Grande y el Norte Chico, para estudiar, planificar y con proyección de futuro trazar el destino de esta zona, para romper la separación política de las provincias y poner el acento en la descentralización administrativa, en la cohesión orgánica del trabajo de los servicios y ministerios, en resumen, para, con audacia creadora y voluntad revolucionaria, darle al norte el mañana señero que reclama, necesita y merece. (Aplausos).
Recibimos el país con déficits
No es tampoco, la oportunidad -porque ya lo he hecho- de reseñar los logros alcanzados en este año y meses que somos Gobierno. Recibimos un país con los grandes déficits que marca la carencia de viviendas, la imposibilidad de atender la salud de la población, la cesantía, determinada por la carencia de fuente suficiente de trabajo; la imposibilidad de abrir la escuela, el Liceo y la universidad para todos los niños y jóvenes del país.
Recibimos una nación y un pueblo marcado por la deficiencia alimentaria que, lamentablemente, se expresa en el retraso del desarrollo físico y mental de miles y miles de chilenos.
Bastaría tan sólo señalar un problema, uno solo: como el agua, agua para el hombre, agua para la industria, y agua para la tierra, marca el retraso en que hemos vivido y la enorme tarea que tenemos que sobrellevar; 3 millones 400 mil chilenos carecen de agua potable y cómo lo saben ustedes, hombres y mujeres de Antofagasta, cómo lo sienten ustedes en este Norte árido y duro, donde la falta de agua, durante años y años, ha sido causa de angustia, del sacrificio y del sufrimiento de estas provincias.
Vengo a decirles que el Gobierno Popular que presido, por primera vez en la historia, en el mes de abril, cuando estén aquí los representantes de alrededor de 130 países que vendrán a la III UNCTAD, realizará un seminario que estudiará cuántas son las poblaciones, los campos, las industrias; cuántos son los chilenos que carecen de agua, y elaborará un plan nacional definitivo que signifique esfuerzo y sacrificio para todos, pero que permitirá que encaremos con decisión de victoria, la obtención del agua para el hombre, para la tierra y para la industria de Chile. (Aplausos).
Rompiendo la tradición internacional de los créditos, plantearemos al mundo capitalista y al mundo socialista que nos ayuden técnicamente y nos presten los medios económicos necesarios para poder, definitivamente, solucionar un problema que separa tan injustamente a la gente. Ya lo decía en Concepción, en el mundo contemporáneo dos son las cosas, que por lo menos a mí, me señalan la diferencia brutal que hay entre los distintos sectores sociales: los que tenemos automóvil y aquellos que deben esperar, horas y horas, la mala e ineficiente locomoción colectiva. Los que podemos llegar a nuestras casas, abrir la llave para que salga el agua caliente o fría, y aquellos que sólo tienen unas gotitas de agua al día en su casa o que ni eso tienen.
Recuerdo cuando hace años iba a ver en las mañanas a las mujeres de los trabajadores allí en la Pampa o aquí, en la propia ciudad, las sorprendía caminando cuadras y cuadras, para sacar de un pilón, un balde de agua, que era todo lo que disponían para el día. Esas diferencias marcan la distancia que hay entre los sectores acomodados y un vasto y amplio conglomerado humano de la Patria que encontrará en la voluntad constructiva del Gobierno Popular la solución de sus problemas pretéritos durante más de un siglo. (Aplausos).
Estructura deformada
Por eso el Pueblo debe entender que hemos recibido un país castigado por estos grandes déficit, que ningún Gobierno ni ningún Presidente -pese a la buena voluntad que supongo haya tenido- pudo solucionar, porque es inherente al sistema capitalista.
Hemos vivido sobre la base de esta estructura deformada en un proceso permanente de inflación y al mismo tiempo hipotecándonos, endeudándonos internacionalmente. Chile tenía y tiene aún una estructura productiva irracional en el sector industrial capacidad ociosa, por falta de mercado interno, por falta de poder de compra de cientos de miles de chilenos o restringiendo los artículos que debían entregar al mercado para mantener los precios.
Una producción agraria estancada, quiero que recuerden -lo he dicho otras veces, pero no puede olvidarse- que este país año a año tiene que importar carne, grasa, mantequilla y aceite, por un valor superior a los 190 millones de dólares.
Hace poco, leía en un artículo, de uno de los diarios que más nos atacan, que sólo en la importación de carne, Chile ha gastado dos veces el valor de esa gran reserva y riqueza nuestra que es Chuquicamata. Piensen ustedes, que el año 1936 había en Chile dos millones 500 mil cabezas de ganado vacuno. Han pasado 42 años, se ha más que duplicado la población y las cabezas de ganado vacuno aumentaron -tan sólo- de dos millones 500 mil a dos millones 600 mil. Y cuando ganamos la batalla electoral de septiembre de 1970, malos chilenos se llevaron a través de la cordillera, miles y miles de cabezas. As(es como hoy tenemos menos ganado que hacen 42 años. Esa es la más clara demostración de la falta de visión de planificación y de retraso para alimentar al pueblo que ha caracterizado y caracteriza todavía, aspectos tan esenciales de la vida de Chile. (Aplausos).
Y, sabemos todos que las riquezas fundamentales estaban en manos del capital foráneo.
Sólo el cobre ha demostrado la sangría que Chile ha sufrido a lo largo de 40 o 45 años. Con una inversión inicial pequeña o cercana quizás -generosamente hablando- a los 30 millones de dólares, las compañías cupríferas en esos años, 40 o 45 a que he hecho mención, se han llevado de Chile la fantástica, la increíble suma de 4.500 millones de dólares.
Nuestra estructura minera adoleció de una defensa honesta y leal del porvenir de Chile.
No ha habido un plan nacional. Con la gran minería en manos del capital, extranjero la pequeña y mediana mineras estuvieron al margen del desarrollo integrador. Una débil o la carencia de una investigación técnica ha significado el retraso en estos aspectos fundamentales, esencialmente el cobre, ya que, poseerte, en otros, como en el acero, los ingenieros nuestros han dado pasos más decisivos.
Quiero entregarles una noticia relacionada con el aspecto técnico que tiene una importancia extraordinaria. Hace dos meses me visitó en Santiago el Rector de la Universidad del Norte; me dijo que con el Gobierno Rumano y con la aceptación -por cierto- de nuestro Gobierno, se habla formado un Instituto Metalúrgico y que yo debería tener confianza absoluta en que se pondrían los esfuerzos al servicio concreto de la región y del país, Universidad entroncada con los anhelos populares y los cambios.
Hace tres días, me han visitado en Santiago, el señor Embajador de Rumania, el Rector y Vice-Rector de la Universidad del Norte y los técnicos rumanos que junto con técnicos chilenos han estado trabajando en esta zona en torno al cobre.
El viernes próximo vendrán técnicos chilenos, del Colegio de Ingenieros, de la Sociedad de Minería, del Instituto de Ingenieros, de CODELCO, de los minerales de El Teniente y El Salvador y junto con los de Chuquicamata haremos una prueba y un ensayo. No quiero anticipar; pero tengo la certeza que esto puede y debe resultar y, si eso es así, el paso trascendente que se dará en Chile para elaborar el cobre, significará un rendimiento mucho mayor, extraordinariamente mayor, sin grandes inversiones y con un costo apreciado en un 44% menos. Si eso se hace se deberá al espíritu de la Universidad a la cooperación solidaria de la técnica de los países socialistas. (Aplausos).
Nunca concibieron la explotación de estas minas sino en función de sus intereses; no pensaron en utilizar el salitre como se piensa utilizarlo en la experiencia que comento; les importaba traer el petróleo y se olvidaron que somos un país que tiene carboncillo que también puede utilizarse en esos ensayos.
Nosotros podemos decir que Chile estaba marcado por el sentido de la avaricia y de la explotación. La patente minera los hizo dueños de las minas -en apariencia- pero no definitivamente, porque nosotros hemos cambiado con la Reforma Constitucional -y cambiaremos con la ley- el amparo que tenían mediante esas patentes los grandes capitales foráneos.
Nosotros buscaremos el amparo de la mina sobre la base de trabajo, y no pagando unos cuantos pesos al erario nacional sin trabajarla.
Petróleo-uranio
Por eso es indispensable señalar, también, la falla de un plan “Nacional de Investigación y Prospección Geológica”. Sabemos que debemos encontrar petróleo -óiganlo bien- aquí en el Norte, porque estudios, que ya están en marcha, indicar que hay terrenos con características que permiten casi asegurar que surgirá petróleo en la zona de Antofagasta. Y si no encontráramos rasguñaremos las minas, rasguñaremos el desierto, rasguñaremos la tierra, hasta encontrar el uranio que necesitamos para que Chile se incorpore a la era de la técnica, del progreso, de la energía nuclear. (Aplausos).
Por eso nos atacan y nos critican. Porque hemos roto la centenaria explotación y la dependencia de la Patria. Hoy el hierro es nuestro, el salitre es nuestro, el carbón es nuestro, el acero es nuestro, el cobre es nuestro. Hoy separaremos del cobre más oro, más plata, más uranio y más tungsteno, riquezas que antes salían sin dejar ni las huellas para nosotros.
En una revista, publicada en EE.UU., citaban el drama de la Anaconda, en 1966: 131 millones de utilidades en un año. En 1971, después de nacionalizada, por cierto que no va a tener beneficios. El valor de mercado de las acciones representaba 1.400 millones de dólares en el año 1969; el año 1972 -260 millones. Ha reducido, según se dice en esa revista, en un 50%, el personal burocrático de las oficinas en Nueva York. Las ganancias netas de 1960-1970 fueron para la Anaconda de 500 millones de dólares. ¡Se acabó el chorro de oro que salía de las minas de cobre para fortalecer los grandes monopolios internacionales! (Aplausos).
Ahora con esfuerzo, con responsabilidad, con-capacidad, buscando ayuda técnica, sin fronteras, del mundo industrial capitalista o del mundo socialista, avanzaremos en la producción del cobre.
Y yo, desde aquí, agradezco a los trabajadores de Chuquicamata su actitud; durante un mes y medio fueron aguijoneados; se les impulsaba a la huelga. Cierta prensa de esta provincia escribía, y escribía y escribía artículos defendiendo ahora a los obreros, aquellos que durante 100 años se olvidaron de la clase obrera y se olvidaron que existían los trabajadores (Aplausos).
Pero, la conciencia de los obreros, se impuso por sobre el halago, la insidia, el deseo de crearle problemas al Gobierno.
¡Cómo les habría gustado una huelga larga en el cobre! Ellos saben cuán prolongadas fueron las huelgas del carbón, del salitre y del cobre. Y en el Gobierno de ustedes, en el Gobierno de los Trabajadores, no ha habido huelga en el cobra, ni huelga en el carbón, ni habrá huelga del salitre, ni ha habido huelga de maestros, ni habrá huelga de médicos.
No ha habido huelgas que tengan que herir a Chile en su economía o en su estrato social. (Aplausos).
Segregación
Me interesa señalar que, además de llevarse nuestra riqueza, impusieron una verdadera segregación racial; entre el extranjero connacional de los capitalistas que invirtieron en Chile y los propios chilenos. Y entre los chilenos crearon barreras estableciendo aquellos pagados en dólares y los que ganaban escudos. Establecieron jerarquías no afianzadas en el valor de la capacitación técnica, sino en la voluntad domeñada al servicio de la Compañía.
Hoy, hay sólo chilenos que reciben la cooperación técnica sin estar sometidos a los dictados que reconocen la jerarquía, y la tienen, los que vienen con generosidad científica a estar junto a nosotros. Hoy el obrero, el empleado, el técnico y el profesional, forman la gran familia del cobre que saben que uno y otro se necesitan para la gran epopeya histórica de hacer de Chile el más grande productor de cobre del mundo. (Aplausos).
Ya no hay gente pagada en dólares, y gente pagada en escudos.
No habrá jamás, mientras yo sea Presidente, un chileno que trabaje en Chile, que se le pague en moneda extranjera, ganará en escudos la moneda de Chile. (Aplausos).
Y si por primera vez en la historia, un gobernante viene a establecerse en Antofagasta, para durante doce días dictar desde aquí las normas, firmar los decretos, solucionar los problemas de Arica a Magallanes, y los problemas de la zona, por primera vez también en la historia, un Presidente de Chile, recibirá honores militares allá en Chuquicamata.
El viernes, iré al mineral. Y el Ejército de Chile de acuerdo con la Constitución, rendirá honores militares al Presidente de la República, allí, en ese mineral. Yo sé que correrán por las mejillas de los duros trabajadores mineros, lágrimas de emoción cuando vean izar la bandera de la nacionalidad, mecida ahora por los vientos del auténtico patriotismo, por los vientos de la historia, por los vientos revolucionarios de la Patria. (Aplausos).
Desde aquí, como he saludado a los habitantes de esta provincia, saludo con fervor y reconocimiento a los integrantes de las Fuerzas Armadas de Chile y de Carabineros, a los integrantes del poder civil de Investigaciones, saludo a todos ellos que trabajan con sacrificio y abnegación, también cumpliendo su tarea histórica, aportando su capacidad al progreso de la nación y el respeto a la voluntad de la Ley. (Aplausos).
Quiero conversar con Uds., e informarles para que comprendan la responsabilidad que todos tenemos. He sostenido reiteradamente, que no es un hombre ni son los partidos de la Unidad Popular, ni es tan sólo la clase obrera, unificada en la CUT, junto a los partidos. Es el pueblo, son aquellos que están en la Unidad Popular y aquellos otros que no están pero que quieren a Chile, que oyen su llamado, los que sienten orgullo de ser chilenos, los que tienen que darse cuenta de las horas duras y difíciles que debemos sobrellevar.
Deuda externa
Tradicionalmente este país vivió, dentro de una economía capitalista, la injusticia de la redistribución del ingreso nacional, favorecía a los sectores minoritarios. He señalado que el endeudamiento del país y la inflación han sido las características de los gobiernos que se han sucedido en nuestra nación.
Pues bien: Chile no puede continuar por este camino.
Chile, no puede continuar soportando el peso de estos compromisos internacionales que ahogan la posibilidad de nuestro desarrollo económico. Chile, al 31 de diciembre del año 1970, debía pagar hasta noviembre 3 mil doscientos 71 millones de dólares de créditos, más 955 millones en intereses. Un total de deuda (incluyendo lo que debemos pagar en escudos) de cuatro mil doscientos veintiséis millones de dólares. Lo adeudado en moneda extranjera asciende a 3 mil novecientos quince millones de dólares: tres mil veinticinco en créditos y ochocientos noventa en intereses. ¿Qué significa esto? Que hemos recibido, como herencia de gobiernos anteriores, ciudadanas y ciudadanos de Antofagasta, la obligación de pagar el año 1972, 1973 y 1974, más de mil millones de dólares.
Sólo el año 1972, deberíamos hacer frente a más de 400 millones de dólares en intereses y amortizaciones. Piensen ustedes en tres años, por la herencia recibida el Gobierno Popular debería pagar el 30% de la deuda total contraída en 15 años.
Piensen bien, de cada 100 dólares, si no renegociamos la deuda, 35 están destinados a amortizar compromisos e intereses. Sólo 65 dólares quedarían para Chile. El 35% entonces, del ingreso de la moneda dura, de la divisa dólar, debe pagarse por los compromisos que contrajeron gobiernos anteriores y que pesan sobre el Gobierno Popular, sobre ustedes. Por eso hemos dicho que es indispensable renegociar la deuda externa. Y eso tiene que entenderlo el pueblo.
Tenemos que renegociar, pedir que se nos den facilidades.
Hemos dicho, que queremos pagar, que tenemos que pagar. Hemos sostenido que un país debe cumplir sus compromisos, y que esos compromisos pesan muy fuertemente sobre la vida económica de Chile. Que es imposible que el país desarrolle su economía si tiene que pagar esas cifra tan altas en amortización intereses, por los compromisos contraídos por otros gobiernos.
Respetaremos la palabra empeñada. Los gobiernos de un pueblo se suceden y los compromisos contraídos se mantienen y, nosotros no vamos a ser renuentes frente a ellos.
Pero, al mismo tiempo hemos planteado, con honradez y con claridad, que los países acreedores deben entender que Chile, si no se le dan facilidades, no podrá pagar, no podrá desarrollar su economía, seguiremos sometidos al subdesarrollo y aplastados por la falta de alimentos, trabajo, educación, vivienda y salud. Reclamamos facilidades no en actitud humillante sino que virilmente. Queremos que se entienda el drama de un país dependiente como el nuestro que aspira a ser dueño y soberano de su propio destino. (Aplausos).
Por eso hemos planteado a los países acreedores, en lo que se llama internacionalmente el “Club de París”, qué es lo que podemos pagar, y a los bancos norteamericanos con los que tenemos líneas de crédito para renegociar con ellos. Las conversaciones iniciales han significado, indiscutiblemente, un buen avance.
“Stand by”
En el “Club de París” y es necesario comprenderlo, no hay nada que no entienda el pueblo; ¡todo debe explicársele al pueblo! En el “Club de París” se ha sostenido que se le podrán dar facilidades a Chile, pero, que debemos aceptar un compromiso con el Fondo Monetario Internacional que se llama “Stand by”.
Nosotros pensamos que ellos sostienen esta idea como una manera de garantizarse un comercio exterior sano, y tener la certeza que podremos pagar en los años venideros.
Pero, hacemos presente que Chile ya tiene una experiencia. Doce veces hemos firmado esos compromisos llamados “Stand By” (o las cartas de intenciones que vienen a ser lo mismo) y ustedes conocen la realidad.
La exigencia del “Stand By” permite el control de las inversiones del Estado, de los gastos públicos, de los salarios y las remuneraciones, así como de los créditos que el país pueda tener.
Nosotros, comprendiendo que los países acreedores de Chile deben tener garantías, hemos planteado una alternativa: Queremos un camino diferente, que garantice a los países acreedores de Chile el acceso a las informaciones respecto a la marcha de nuestra economía, de nuestro comercio externo, de las reservas que tiene el Estado, de los gastos que haremos en las importaciones pero, no podemos aceptar que la política de inversiones y la política de sueldos y salarios esté sometida a controles rígidos. Nosotros hemos dicho que no podríamos desarrollar el Programa de la Unidad Popular sometidos a esos controles. Nosotros hemos ido a París, a renegociar una deuda externa y no hemos ido a renegociar el programa de la Unidad Popular. (Aplausos).
Yo tengo la seguridad de que los países acreedores comprenderán este planteamiento que es honesto, que es serio.
Vean ustedes nuestro comercio exterior; todo lo que Chile vende: cobre, hierro, algunos productos agropecuarios, celulosa, pulpa de madera, papel, representa un ingreso más o menos de 1.150 millones de dólares al año.
Tenemos que hacer importaciones por esa suma, tenemos que traer repuestos, materias primas para la industria, drogas y productos farmacéuticos, petróleo, alimentos, insumos. Es decir, los 1.150 millones de dólares que representan las ventas que hace Chile se gastan en las cosas que el país no produce y que tiene que comprar en el extranjero.
Si tuviéramos que pagar, además, este año, los compromisos derivados de la deuda externa, gastaríamos 1.600 millones de dólares con un ingreso tan sólo de 1.150 millones.
Uds. comprenden la imposibilidad de hacerlo. Es lo mismo que un dueño de casa que tiene un ingreso de 4 mil escudos al mes y que tiene que gastar 6 mil; ese hombre va a la ruina. Chile iría a la ruina si no se entiende nuestro lenguaje.
Nosotros queremos cumplir nuestros compromisos, pero, para eso necesitamos trabajar y producir más sobre todo trabajar y producir más, para exportar más cobre, salitre, pulpa de madera, papel y productos agropecuarios.
Por eso he dicho muchas veces, que el cobre es el sueldo de Chile y he dicho que la tierra es el pan. Sólo haciendo producir más la tierra evitaremos comprar tantos millones en alimentos; sólo produciendo más cobre para venderlo en todos los mercados, y sobre todo, aumentando la producción de cobre elaborado y semielaborado, podrá Chile abrirse un camino que le permita disponer de los ingresos necesarios, no sólo para cumplir sus compromisos, sino para impulsar el desarrollo económico, levantar nuevas industrias, nuevas empresas, hacer nuevos caminos, nuevos hospitales, sembrar Chile de escuelas, crear campos deportivos, abrir balnearios populares, ¡hacer que cambie el rostro de la Patria y el alma de nuestro pueblo! (Aplausos).
Yo quiero que ustedes entiendan y les voy a poner un claro ejemplo: la carne, ¡Ah, la carne! No es el pecado de la carne, es la carne (Risas) ¡Ah, la carne! En Santiago sobre todo y seguramente aquí en Antofagasta, -siempre como una crítica al Gobierno Popular- la prensa al hablar de desabastecimiento pone como ejemplo típico la carne. Ya lo dije hace un instante; este país ha gastado dos veces el valor de Chuquicamata importando carne. Ya señalé las cifras increíblemente bajas de las cabezas de ganado vacuno que tiene este país. ¿Saben Uds. compañeros? Hay países que consumen 70 kilos de carne por persona; otros, 90 kilos. Chile consume 30.
Si nosotros quisiéramos alcanzar esos niveles de consumo de otros países del capitalismo industrial o del socialismo, tendríamos que gastar 300 o 400 millones de dólares al año solamente en carne.
Piensen Uds. en lo que eso significa. De 1.150 millones de dólares, que es el ingreso del comercio exterior de Chile, tendríamos que gastar 350 o 400 millones sólo en carne. Eso no lo podemos hacer. Si fuéramos un pueblo realmente revolucionario, si todos tuviéramos conciencia de este problema, si entendiéramos que la solución está en no beneficiar las hembras, vale decir los vientres, si tuviéramos nosotros noción que Chile no puede continuar por este camino que es absurdo, quizá aceptaríamos que el Gobierno dijera: durante un año en este país nadie va a comer carne.
Hoy con el racionamiento, teniendo un sector social un poder de compra alto, puede adquirir no la carne que necesita para una semana, sino para un mes, 2 o 3 meses. Los que tienen congelador, que es la manera de guardarla para que no se descomponga, o en refrigerador; los que tienen rentas altas, pueden comprar los kilos que quieran cuando hay venta de carne, pero el empleado, el obrero, el campesino, la gente modesta, sólo puede comprar el mínimo que necesita.
Pero compañeros, no podemos hacer un racionamiento estricto, porque Chile no está preparado para eso, todavía; dirían que es un fracaso nuestro, cuando es una medida que significaría economizar 100 millones de dólares por un año y, al mismo tiempo, aumentar la masa ganadera e invertir esos 100 millones de dólares en ganado en pie, en novillos o en hembras; hacer la inseminación artificial y reemplazar la carne de vacuno por pescado, por carne blanca de ave, de pollo, por cerdo.
Pero no, compañeros: la burguesía de este país no puede dejar un día de mascar carne, y hay obreros que durante toda una vida no saben lo que es un filete, un pedazo de lomo; ellos sí que entenderían el sacrificio que el pueblo podría imponerse. Pero cuando el pueblo entienda, cuando inclusive sectores de la burguesía abran sus ojos a la realidad, cuando cierta prensa que se dice seria no siga envenenando al pueblo con mentiras y vaya a la realidad de los problemas, entonces no me faltará a mí la decisión que es necesaria para tomar las medidas de este tipo. Porque con estas medidas si se sacrifican horas de la vida de una persona o de una familia, que aseguran el porvenir del pueblo y el progreso de Chile, no me temblará la mano para tomar esas medidas y racionar determinados consumos, si es necesario, para defender el futuro de Chile, que está en los hijos del pueblo, que necesitaran mañana las proteínas que hoy día no les podemos dar. (Aplausos).
Por qué de algunos problemas
Por eso, compañeros, que al conversar con Uds. sobre estas cosas yo los llamo a que raciocinen, a que piensen, a que entiendan el porqué de algunos problemas.
Quiero señalar entonces que en nuestro camino las dificultades son muy serias, porque estamos soportando la herencia de un régimen, de un sistema que no hemos abolido integralmente. Porque hemos empezado a caminar por los cambios estructurales, porque hemos empezado a andar por una senda distinta con todos los abrojos que representa la resistencia internacional y la implacable oposición interna.
Recordemos tan sólo, que al herir intereses poderosos, como el de las compañías dueñas del cobre, nos hemos encontrado con las demandas que han significado embargos, y un latigazo en el rostro de Chile. Y algunos chilenos culpan al Gobierno, yo les digo a Uds., que he procedido de acuerdo con el mandato de la Reforma Constitucional.
Hemos dicho que no objetábamos los 726 millones de dólares que debían las compañías.
No objetábamos ningún otro crédito, el crédito de la Braden al Mineral de El Teniente.
Pero, qué era necesario estudiar para ver si podíamos, justificadamente, descontar de esa deuda lo que hubiera sido invertido sin ventajas para la mina y para Chile.
Estábamos en ese estudio, después de haber dictado un decreto en el que señalábamos que en marzo deberíamos pronunciarnos, cuando a través de una querella hecha por los propietarios de un porcentaje de El Teniente, fuimos llevados a los Tribunales y se decretó embargo contra las cuentas de determinadas empresas chilenas en EE.UU. y una amenaza de embargo contra los aviones de la Línea Aérea Nacional y una querella contra el Estado de Chile.
Hace algunas horas, mejor dicho unos 5 o 6 días, firmé el decreto diciendo que de la deuda no reconocemos 8 millones 500 mil dólares, me parece. La cifra exacta no la puedo dar de memoria, porque estimamos que esa cantidad no fue bien invertida, ni ha redituado en progreso del país. Y no rebajamos más porque no pudimos individualizar las inversiones hechas con el crédito de la Braden. Si hubiéramos podido determinar en los libros que inversiones se habían hecho con este crédito, habríamos rebajado mucho más porque tenemos conciencia de que muchas de las inversiones han significado gastos enormes y hasta ahora un fracaso, porque la producción no aumentó.
Hemos pagado y vamos a pagar las deudas, pero seguramente querrán que se cancelen los pagarés de la Anaconda, qué la propia Constitución me ordena no pagar, porque no tiene el aval del Estado y yo lo advierto, para que mañana cuando ustedes vean en la prensa que hay nuevas querellas contra Chile, no culpen al Gobierno, porque la Constitución, la Reforma Constitucional, me obliga a no cancelar los pagarés que se le entregaron a la Anaconda.
Situación distinta es la de Braden, en que los pagarés están avalados por el Estado Chileno.
Esto tiene que entenderlo el pueblo y no puede ignorarlo, para que tome conciencia de los problemas y dificultades que tenemos por delante.
Por eso también es que hemos sufrido la restricción de la línea de créditos bancarios. Nos hemos visto obligados a renegociar con los bancos norteamericanos. Hemos sufrido la consecuencia de la actitud dolosa del Banco Edwards, que trajo como consecuencia la retracción de créditos de los Bancos. Se ha pretendido que sea el Gobierno de Chile el que pague los compromisos contraídos por los particulares, por el Banco Edwards.
Nosotros defendemos el crédito del país, queremos pagar, pero queremos pagar las deudas del Estado, los créditos contraídos por el Gobierno de Chile, pero jamás un Gobierno del pueblo va a pagar las deudas contraídas dolosamente por particulares. (Aplausos).
Guerra psicológica
Compañeros, me interesa profundamente que ustedes aprecien también las dificultades internas que tenemos. Toda una campaña de desinformación. Nosotros tenemos conciencia que tienen que faltar transitoriamente algunos productos.
Se crea una psicosis cuando se le dice a un enfermo, a un diabético, que no habrá insulina. El diabético que tiene conciencia que ese medicamento es indispensable para su vida, sale desaforadamente a comprar, no lo que necesita para el consumo de un mes, sino para un año o quizás más. Si a las bellas mujeres chilenas se les dice que no van a tener la posibilidad de teñirse el cabello, ni colorearse las mejillas, ni ponerse rouge, ni ponerse rímel en las pestañas, ni usar determinadas cremas, estoy seguro que aún aquellas que están en esta concentración, mañana irán a las perfumerías a comprar más de lo que necesitan, porque se crea este problema psicológico compañeros. (Aplausos).
Se ha creado una psicosis del desabastecimiento. Dicen: “hay vitrinas vacías”. En primer lugar no es cierto. Si Uds. pasan por el comercio de aquí verán que no están vacías las vitrinas Es cierto, es probable, que en algunos determinados aspectos del comercio, antes las vitrinas estaban más llenas, pero ¿por qué? porque habían miles de chilenos que no podían comprar, ni fideos, ni carne, ni porotos. ¿Qué podían comprar las mujeres del pueblo? Ni siquiera una crema una vez al año para defender sus mejillas de la lluvia, del viento y del sol. Ahora las vitrinas les parecen menos llenas, porque hay mucho más gente que puede comprar con la política de distribución del ingreso que nosotros hicimos.
Antes una minoría tenía el 60% de la renta nacional. Esa minoría tiene ahora el 40% y el 60%, la tienen los trabajadores chilenos. (Aplausos). He visto toda una campaña: la carne primero, los medicamentos después: Yo soy médico, he sido 5 años Presidente del Colegio Médico de Chile. Lo digo sin vanidad, las leyes fundamentales que dicen relación con la defensa y protección de la salud, llevan mi firma de Senador del Pueblo. Conozco sus problemas. ¿Qué es lo que ocurre en los diarios? Lo vemos en Santiago, en provincia, en todas partes.
Ahora tienen la campaña insidiosa y malévola de la falta de medicamentos, y eso ¿cómo podemos combatirlo? Haciendo que el pueblo entienda, y encontrando la colaboración de los médicos y de los propios farmacéuticos.
En un diario de Santiago, un hombre de la Universidad de Concepción, Manuel Ernesto Flores, escribió una carta y en esa carta da una verdadera lección; dice: que él fue a consultar a un médico que no es de la Unidad Popular, pero que es un médico muy capaz y honesto y este médico le recetó tres cosas, le recetó Huanatenilina en Sulfato, Hidrocloro Deacilina e Hidróxido de Aluminio.
Pues bien, vean Uds. la diferencia de precios: la Huanatenilina en Sulfato, los 30 comprimidos de 25 mmg., valen de acuerdo con el Formulario Nacional E° 14,10. El mismo producto hecho por un laboratorio particular cuesta E° 22. El Hidrocloro Deacilina vale E° 2,20 en el Formulario Nacional y E° 8,70 hecho por un laboratorio privado. El Hidróxido de Aluminio vale E° 2,75 en el Formulario Nacional y vale E° 6,70 en el producto hecho en el laboratorio particular. En resumen: a este hombre le costó la receta E°18,95 los tres productos del Formulario Nacional y le habría costado E° 40,37 si hubiera comprado los productos de laboratorio. Esté hombre dice que recurrió a distintas farmacias, y que en sólo una farmacia encontró los productos del Formulario Nacional.
Declaro que este Formulario Nacional, lo hizo el Sr. Frei y que contó con mi ayuda decisiva porque era un paso importante.
Declaro que nosotros hemos aumentado el número de los productos que contenía el Formulario Nacional y que hemos puesto un tercer turno en el Laboratorio Chile, para producir más y más los productos que contiene el Formulario. Pero necesitamos que el pueblo entienda y sepa. Que vaya a las farmacias y pida los productos del Formulario Nacional, que son los mismos que se dan en los hospitales, los mismos que se dan a los enfermos.
El problema está en que muchos de esos productos cuando son hechos por laboratorios particulares aumentan su costo por la competencia, por la propaganda que tienen que hacer porque hay 6, 8 o diez productos que tienen nombres distintos pero que son las mismas cosas.
En los analgésicos el Ácido Acetil Salicílico es la aspirina, lo mismo que el Aliviol y lo mismo que el Mejoral, pero la gente cree que son cosas distintas.
La droga es la misma, compañeras y compañeros, y el pueblo debe estar informado.
Deben crear las Juntas de Abastecimiento y Control de Precios. Nosotros hablaremos con los médicos y farmacéuticos pero el pueblo debe entender que esta lucha está destinada a impedir que gasten más y más y sobre todo a que compren productos innecesarios y yo sé que los médicos entenderán nuestro llamado y recetarán los productos del Formulario Nacional, porque significará ahorrarle al pueblo y entregarle las mismas drogas que teniendo nombres exóticos son las mismas cosas que producen los laboratorios privados. (Aplausos).
Me decían que hace 48 horas ha desaparecido una serie de productos de determinadas farmacias de aquí, de Antofagasta, yo daré instrucciones perentorias al Alcalde y a los funcionarios para que se haga un control estricto. (Aplausos).
Mañana van a decir que este Gobierno no tiene biberones para los niños. Los que vivieron pegados al biberón del Erario Nacional y del imperialismo americano se van a quejar de que no hay biberones para los niños chilenos. (Aplausos).
Caminamos por terreno duro
Compañeros, son demasiado serios los momentos que estamos viviendo y vamos a vivir.
A la campaña de deformación de los hechos van sucediéndose otras actitudes que fundamentalmente se condensan en el Congreso Nacional.
Ya no se habla de falta de libertad porque la gente vive la libertad más amplia que pocos países tienen. Aquí no hay un solo preso político. No hay periodistas encarcelados. Aquí no se persigue a nadie por sus ideas. Aquí, yo puedo gastarme, seguramente, 10, 20, 30 y 100 escudos al día comprando las revistas y los diarios que me injurian a 20 metros de la puerta principal de La Moneda y no me inquieta, porque tengo confianza en el pueblo. (Aplausos).
Pero, ahora estamos caminando por un terreno muy duro y muy difícil. A los problemas de la renegociación de la deuda, de los créditos se suma una oposición muy dura desde el Congreso Nacional. Yo no voy a criticar al Parlamento sino que voy a señalar los hechos.
No estoy contra la Institución sino contra la mayoría que ha tomado determinaciones que indiscutiblemente el pueblo debe entender.
Desde luego he sido yo, y seguiré siéndolo, el que he defendido y defenderé las prerrogativas del régimen presidencial.
Y seguiremos dentro del mismo cauce, no nos separaremos ni un ápice de la Constitución.
Durante la candidatura muchas veces les dije a los trabajadores y al pueblo de Chile; Chile es un país distinto a otros, tiene el peso de las instituciones, ha avanzado más en el desarrollo de la propia democracia burguesa. Nosotros queremos hacer fa revolución con el mínimo de costo social y queremos dictar la nueva Constitución y las nuevas leyes del pueblo, sobre la base de utilizar la propia Constitución vigente. Y así hemos actuado, todos los actos del Gobierno han sido legítimos; la prueba está que la Contraloría General de la República ha refrendado lo que el Gobierno ha hecho: comprar las acciones de empresas y de bancos, la intervención de las industrias y el requisamiento de ellas de acuerdo con las disposiciones que tiene DIRINCO.
Ha sido el Congreso el que dictaminó el caso del presupuesto incluyendo artículos que nosotros estimamos inconstitucionales y el Tribunal Constitucional le dio la razón plena al Gobierno, y dijo que de 44 artículos que se hablan introducido a la Ley de Presupuesto 43 eran inconstitucionales, lo que nosotros sosteníamos.
Vino después la apreciación sobre los vetos y, nuevamente, discrepamos con el Congreso y el Tribunal Constitucional falló de acuerdo con el criterio jurídico sostenido por el Gobierno.
Vino la acusación contra el Ministro del Interior, compañero José Tohá, y sostuvimos que era una acusación política, que ninguno de los hechos que le imputaban constituía un delito y en los Tribunales de Justicia, el magistrado falló de acuerdo con el criterio del Gobierno. Nombré al compañero Tohá como Ministro de Defensa cuando fue suspendido y se sostuvo que eso era inconstitucional, y el Tribunal Constitucional dictaminó que era una atribución y una prerrogativa del Presidente de la República que podía hacerlo y que, por lo tanto, estaba dentro de los marcos constitucionales.
Es decir, en las cuatro oportunidades que la oposición o nosotros, hemos recurrido al Tribunal Constitucional, este Tribunal, creado durante el Gobierno del Sr. Frei, le ha dado a este Gobierno la razón y el Gobierno aparece dentro de los marcos constitucionales y defendiendo las leyes chilenas. (Aplausos).
Nosotros debemos escribir nuestra historia
Hemos dicho hasta la saciedad que la Revolución Chilena se hace de acuerdo con la historia, la tradición y lo que el Programa de la Unidad Popular establece. Por eso, es que la vía chilena hacia el socialismo interesa, apasiona e inquieta a miles y miles de hombres y mujeres más allá de las fronteras chilenas. Por eso tenemos que tener un sentido muy claro de los compromisos que hemos contraído y yo no me voy a separar de ellos.
Compañeros: no es con gritos ni consignas como se va a convencer. Lo peor que puede hacer una juventud, es ser esquemática, meterse dentro de ideas prefabricadas. Hay que escribir la historia, hay que analizarla. (Aplausos).
Durante un tiempo, algunos revolucionarios chilenos acusaron a la Unión Soviética de desviación y dijeron que de China venía el camino que había que seguir. Resulta que, después, pasa el tiempo y Nixon va a China, y entonces, esos revolucionarios, seguramente, estarán criticando a la República Popular China. Esos compañeros no han leído a Lenin. No saben lo que son “Los porfiados hechos”, no se dan cuenta de lo que es la realidad de algunos países.
Yo no critico a China porque haya invitado a Nixon. Los hechos internacionales, indiscutiblemente, obligaban a dar este paso y además, pienso que los gobernantes chinos no van a retroceder un milímetro en la Revolución y en su ayuda al Vietnam, compañeros. (Aplausos).
No me vengan a decir a mí, compañeros, que no es importante por ejemplo, cuántos años han pasado criticando a China por qué no se tomaba Formosa. Formosa queda cerquita ahí de China, es una isla que pertenece a China, hay 10 millones de partidarios de Chiang Kai-Chek y los chinos son 900 millones.
¿Por qué no se la tomaron? Porque no debían ni podían. Porque ponían en peligro la paz del mundo.
Lo dije en Concepción cuando, también gritaban algunos compañeros jóvenes. Aquí estuvo Fidel Castro. ¿Por qué no le gritaron a Fidel Castro que se tomara la bahía de Guantánamo que tienen los norteamericanos? Porque no puede hacerlo, por qué no puede intentar recuperarla.
Porque si lo hace -se la puede tomar- resulta que la represalia contra Cuba pondría en peligro la vida de millones y millones de cubanos y seguramente terminaría con la Revolución, cometería un craso error Fidel Castro. Siendo auténtico revolucionario, el más grande revolucionario contemporáneo latinoamericano tiene que aceptar y tiene que tolerar, aunque le duela, la presencia de las fuerzas americanas en Guantánamo. (Aplausos).
¿Por qué los jóvenes no pesan estas cosas? ¿Por qué no piensan que hay hombres que tienen toda una vida al servicio de la revolución? ¿Qué los pueblos no se han sacrificado?
¿Que millones de seres humanos han muerto? ¿Que la revolución no es una cosa tan fácil?
¿Qué se ha hecho en muy pocos países? ¿Que el imperialismo no es un “tigre de papel” como se decía antes? Porque a un “tigre de papel” no se invita, compañeros, a la casa. Yo no critico a China porque haya invitado a Nixon. Los hechos internacionales, indiscutiblemente, obligaban a dar este paso y además, pienso que los gobernantes chinos no van a retroceder un milímetro en la Revolución y en su ayuda al Vietnam, compañeros (Aplausos).
Armas ideológicas
Entonces, los jóvenes tienen que entender las cosas.
Retomando mi tema, nosotros no podemos disolver el Congreso y cuando en algunas partes se han pedido armas, yo les digo: sí, armas ideológicas; elevar el nivel político de las masas, crear conciencia en el pueblo, señalar sus tareas.
Pero, nosotros hemos dicho en el Programa de la Unidad Popular, que no habrá más Fuerzas Armadas en Chile que las que la Constitución establece: las Fuerzas Armadas de la Patria, patrióticas y al servicio y al respeto de Chile, de la Constitución y de la Ley: las Fuerzas Armadas y de Carabineros. (Aplausos).
Compañeros, vuelvo a mi razonamiento inicial, la Reforma Constitucional aprobada por el Congreso, es muy grave, y muy seria para el proceso del desarrollo revolucionario nuestro.
Porque es cambiar las reglas del juego. Es modificar la Constitución. Es negar las prerrogativas del Presidente de la República. Es impedir el crecimiento del Área Social.
Es dictaminar con efecto retroactivo, lo que significaría que nosotros tendríamos que devolver, a los patrones por ejemplo: Yarur, Sumar, Hirmas, Textil Progreso, Caupolicán, Rayon Said, Oveja-Tomé, Compañía de Teléfonos, Cervecerías Unidas, Purina, Cemento Melón y la mayoría de las acciones de los Bancos.
Piensen Uds. el caos que esto producirla. ¿Hasta dónde puede desatarse el enfrentamiento social si esto ocurre?
Y se sostiene que el Presidente de la República no puede vetar y que basta que el Congreso apruebe por simple mayoría y rechace por simple mayoría los vetos del Presidente, óiganlo bien: basta que el Congreso rechace por simple mayoría, para que yo tenga la obligación de promulgar la Constitución, de acuerdo a lo que dictamine la mayoría del Congreso o llamar a plebiscito. Y ahí están los diarios diciendo que yo no quiero plebiscito, que yo renuncio a oír lo que el pueblo piensa, que ya nos derrotaron en O’Higgins, Colchagua y en Linares, que la mayoría de Chile está en contra del Gobierno.
¿Qué habría ocurrido si la elección hubiera sido en Antofagasta o en Tarapacá? ¿Qué habría pasado si hubiera sido en Magallanes? ¿Qué habría pasado? Les habríamos ganado “de aquí a Penco”. (Aplausos).
Ganamos las elecciones municipales, y fueron elecciones nacionales, entonces sí que no hablaron de que eso habla sido un plebiscito. No, ahí sí que no. Ahora sí que hay plebiscito y que yo tengo miedo al plebiscito. Yo no tengo temor al plebiscito, pero voy a llamar al plebiscito, cuando de acuerdo con la Constitución yo estimo que hay causas suficientes y necesarias para hacerlo. No voy a llamar cuando ellos quieran. Primero tengo que defender mis prerrogativas, las prerrogativas constitucionales que tengo de Presidente de la República y las que hemos defendido, a través de las opiniones de los juristas, del Gobierno de la Unidad Popular, a través de la palabra docta del Ministro de Justicia y, recurriremos al Congreso llevando los vetos y si acaso no se acepta el criterio del Gobierno, iremos al Tribunal Constitucional, porque pensamos que el Tribunal Constitucional tiene atribuciones para resolver este nuevo diferendo entre el Congreso y el Poder Ejecutivo. (Aplausos).
Por eso, en esa Reforma Constitucional se establece, por ejemplo, que debe haber las llamadas empresas de trabajadores. En otras partes eso se llama el capitalismo obrero.
Nosotros decimos que los monopolistas de cualquier latitud son iguales y los obreros también.
Se dijo que Castro había criticado la empresa de trabajadores y que por eso nosotros estábamos en contra de ellas: Absolutamente falso, Ni siquiera pensaba venir Castro a Chile, cuando yo el 21 de mayo del año pasado, en el Primer Mensaje al Congreso, planteé mi pensamiento. Y dije que hacer accionista o capitalista a algunos obreros, era disfrazarlos de capitalistas, que no podía dividirse la clase obrera, que los trabajadores tenían el criterio suficiente para entender que no podían ser ellos dueños.
La conciencia de tos trabajadores, la voluntad revolucionaria de los a trabajadores, la visión del socialismo de los trabajadores, hará que ellos mismos momo ya ha ocurrido rechacen la idea de ser accionistas mientras miles de su gente, de su clase, está sufriendo la miseria y el hambre y son explotados todavía, miserablemente, por miles y miles de actividades privadas. (Aplausos).
La participación de los trabajadores en las empresas es otra cosa. Nosotros hemos reclamado insistentemente, que se cumpla en forma acelerada con la presencia de los trabajadores. Debe discutirse qué significan los sindicatos, qué significan los Comités de Administración o la administración con participación directa de los trabajadores.
No hay antagonismo entre la vida de los sindicatos y la vida de los que administran la empresa.
Al contrario, son iguales, son trabajadores todos. Cuando hablamos de trabajadores, no sólo hablamos de obreros y de empleados, sino que de técnicos y profesionales.
Y, por eso, es que hemos dicho que, muchas empresas y tengo aquí la lista, ya han cumplido.
Puedo señalar que, de un total cercano a las 70 empresas, en 42 de ellas ya están las administraciones integradas por trabajadores elegidos en las propias asambleas y los dirigentes sindicales siguen desarrollarlo su interesante e indispensable labor.
Debemos entonces, compañeros llamar a Uds., para que se den cuenta de la responsabilidad que tenemos y al mismo tiempo comprendan cómo se desdibuja la verdad.
Por ejemplo, se ha dicho que nosotros queremos destruir la economía industrial de Chile.
Hemos indicado 91 empresas que estimamos deben pasar al Área Social, en el 82% de ésas empresas, el 10% de los mayores accionistas poseen más del 50% de la empresa; es decir, el 10% de los accionistas controla las empresas, el resto de los accionistas no tiene nada que ver, ni en la marcha de las empresas, ni en las inversiones que se hagan, ni en los créditos que se obtengan, ni en las utilidades que se repartan. Ese 10% que se vuelve a repetir insistentemente en la mayoría de los directorios de las Sociedades Anónimas, y antes en los bancos, es el que ha controlado siempre el poder industrial y el poder crediticio en nuestra Patria.
Por eso compañeros, es que nosotros llamamos al pueblo, a que entienda tos problemas a que estamos abocados. Y que el pueblo piense que tenemos horas duras por delante, que el pueblo comprenda cuales son las perspectivas y las posibilidades, y que al mismo tiempo vaya asumiendo su propia responsabilidad. Es probable que tengamos que ir a un plebiscito no por la causa que quiera invocar la mayoría del Congreso, sino que por otras razones y el pueblo tendrá que darse cuenta lo que significa el plebiscito: una decisión que va a juzgar lo que el Gobierno estima fundamental para el país.
Si no vamos al plebiscito tenemos un enfrentamiento que viene en pocos meses más, a un año plazo, son las elecciones de marzo del año 1973.
Las elecciones no se ganan el día de la elección, las elecciones se ganan, compañeros, cuando la gente sabe lo que un Gobierno ha hecho, cuál es su Programa y su plataforma; se ganan cuando la gente comprende que los candidatos a parlamentarios tienen ideas que defender y acciones que realizar en función del Programa si es gente de los partidos de Gobierno.
Por eso, es que el pueblo debe darse cuenta que si no hay un plebiscito antes, el enfrentamiento será en marzo del próximo año.
Yo he planteado claramente frente al país, que debe haber un entendimiento entre las fuerzas de la Unidad Popular. Nunca he hablado de un Partido Único, porque para que haya un partido único se necesita que haya una conciencia política que no tiene el pueblo de Chile en este instante. Para que haya un partido único tiene que madurarse una serie de circunstancias que están “verdes”, por así decirlo, en nuestro país y, por lo tanto, es una quimera imaginarse esto.
Pero, en cambio, puede haber un entendimiento, para hacer una lista única de candidatos del Frente Patriótico de la Unidad Nacional y si hay entendimiento para que exista la posibilidad de alianzas sobre la base de programas y modificar las leyes, tendremos que hacerlo.
Pero, es necesario que haya un enfrentamiento muy claro ante el pueblo en torno a problemas, caminos y soluciones; que la oposición también lleve una lista única de candidatos y la Unidad Popular lleve otra lista única de candidatos y el pueblo al votar, estará resolviendo un problema, estará diciendo por quién vota, estará diciendo si apoya o no apoya a los parlamentarios, que deben ser mayoría, para que el Gobierno cuente con un Congreso que entienda la obligación de apoyar al Gobierno en las leyes fundamentales que necesita obtener. (Aplausos).
Por eso llamamos a la tranquilidad y a la responsabilidad, a los partidos de la Unidad Popular.
Llamamos sobre todo a los hombres militantes de la Unidad Popular.
No hay revolución sin mujer
Todas las elecciones que perdemos es a causa del voto femenino, pero las mujeres no tienen la culpa, la tienen los hombres, la tienen los dirigentes de los Partidos de la Unidad Popular, la tienen los militantes de los partidos de la Unidad Popular, la tienen los compañeros de la Unidad Popular.
En su casa, en su hogar, en el taller, en la escuela donde trabajan, nunca le plantean a la mujer, los problemas políticos del país y sus propios problemas. No ayudan a elevar la conciencia política de la mujer. No le hacen entender a la mujer que sus problemas postergados, durante años y años, van a encontrar solución en el Gobierno Popular.
Todavía hay prejuicios en los hombres de la Unidad Popular y hay un “machismo” político que le niega a la mujer el derecho que tiene, el igual derecho del hombre, compañeros. (Aplausos).
No hay revolución sin la presencia de la mujer. No hay batalla revolucionaria, sin que la mujer participe en ella. Lo dicen todos los tratadistas revolucionarios y lo dice la experiencia revolucionaria de todos los países que han alcanzado el Socialismo.
Por eso, la tarea fundamental, la tarea esencial de los hombres y los partidos de la Unidad Popular, primero, es fortalecer su unidad, terminar con rencillas partidarias, comprender que más allá del partido está la Unidad Popular y que más allá de la Unidad Popular está la Patria, está Chile, está el destino de nuestra nacionalidad, camaradas. (Aplausos).
Aquí, al comenzar esta concentración, oí unos cuantos gritos agónicos, criticando a un partido de la Unidad Popular. Vayan a discutir en el diálogo de las ideas, vayan a discutir dentro de sus asambleas, vayan a discutir dentro de sus partidos; pero frente al pueblo: la unidad.
La agresión a un partido de la Unidad Popular, es la agresión a todos los partidos de la Unidad Popular.
El que no entienda esto, el que no comprenda la responsabilidad que tiene, no se llame revolucionario, ni anda haciendo gárgaras con la palabra Revolución.
La revolución es sacrificio. La Revolución es generosidad, la Revolución se entrega, y la juventud, yo entiendo que tiene derecho a equivocarse, pero, al mismo tiempo, tiene la obligación de sacar experiencias de sus propios errores.
Por eso, finalmente, compañeros, ¡a mirar las perspectivas! ¡A ver cómo el enemigo exterior no descansa! ¡A ver que hay enemigos internos y adversarios!
Yo respeto al adversario. Al que discute y defiende sus ideas, al que actúa dentro de la Constitución y la Ley. Respeto al adversario que no quiere torcerle la voluntad a la Constitución y a la Ley.
Y, denuncio a aquel que no es adversario sino enemigo, el que fue enemigo siempre del pueblo, el que siempre trató de herir a los trabajadores, el que les negó su derecho a organizarse, el que les quitó el derecho a defenderse. Aquel que llegó a la conspiración y, al crimen, el que derramó la sangre del General Schneider. Es enemigo del pueblo y es enemigo de Chile y a ese debemos combatirlo, implacablemente. (Aplausos).
Organizarse
Por eso los llamo una vez más -sin rencor- los llamo a meditar, a comprender la grande y dura jornada que tenemos por delante.
Cada discurso de los jefes de partidos, cada ley, cada intervención debe ser discutida y analizada.
Hay que vitalizar los CUP, hay que crear las Juntas de Abastecimiento y Control de Precios. Hay que contribuir a impedir la especulación y el acaparamiento; hay que advertir a las autoridades; hay que apoyar a las autoridades, criticarlos también, si no caminan con la responsabilidad, con la rapidez, con la dureza con que deben actué; hay que estar contra la burocracia, contra la irresponsabilidad, contra el sectarismo, que algunas veces caracteriza a algunos dirigentes y a algunos funcionarios del propio Gobierno del pueblo, camaradas. (Aplausos).
Gracias por la presencia de Uds., y he venido a esto, a dialogar con Uds., a hablar con Antofagasta; con el Norte Grande. Estaré con el pampino o el hombre del cobre. Iré donde el hombre del Ferrocarril y el trabajador del mar.
Quiero sentir el calor y la fe en las propias fuerzas de Uds. Quiero que se comprometan conmigo, los jóvenes, a estudiar más, a prepararse más.
Quiero que las mujeres entiendan que su drama, es el drama centenario que pesa sobre ellas, porque un sistema injusto antes las castigó y que ahora se abre un camino por el cual ellas pueden caminar para encontrar su liberación.
Quiero decirle al empleado, al técnico, al profesional, al pequeño industrial, al comerciante y al empresario, que en la Unidad Popular, que en el Gobierno del pueblo, está su sitio, en este gran combate por la liberación de Chile y el futuro de nuestro pueblo.
¡Adelante compañero, con la bandera de la Patria en nuestras manos, a escribir la nueva Historia, la Historia de un Chile distinto y generoso! (Aplausos).